Eliminar toda la suciedad en nuestra ropa no es un reto menor. Los diferentes factores que pueden influir en los resultados y en la satisfacción del consumidor son variados, y van desde el tipo de tejido y la tintura empleada, hasta demandas de comodidad, bajo costo, cuidado de los tejidos y eficiencia.
Las enzimas en los detergentes adquirieron gran popularidad en Estados Unidos y Europa en la década de los sesenta debido a su facultad de eliminar manchas proteicas o carbohidratos, aun en el remojo. Los detergentes con esta formulación son capaces de eliminar manchas de sangre, huevo, frutas, etcétera.
Estos detergentes han producido problemas de salud en los obreros que trabajan en su elaboración ya que los detergentes producen polvo que, al ser aspirado, pasa a los pulmones. Esto se ha resuelto fabricando detergentes con gránulos mayores.
Por suerte, hasta ahora no han provocado problemas de salud en las amas de casa.
Los fabricantes de detergentes de Europa y Japón están poniendo enzimas en la mayor parte de sus productos.
Entre las sustancias que se agregan a los detergentes para mejorar sus características, se encuentran ciertas sustancias que protegen a las telas contra la fijación del polvo del suelo o el atmosférico. Estas sustancias, que mantienen a las telas limpias por más tiempo al evitar la reimplantación del polvo, son sin duda de gran utilidad, pues evitan trabajo y deterioro de la tela.
Una sustancia con esas propiedades es la carboxi-metilcelulosa, que es eficiente en algodón y otras telas celulósicas, pero falla con telas sintéticas.
Para estas últimas es útil el uso de 1 a 6% de ácido poliacrílico o de poliacrilatos.
Los ácidos carboxílicos secuestran la dureza del agua reaccionando con las sales metálicas presentes en esas aguas.
El tripolifosfato de sodio es un excelente secuestrante y por muchos años se ha usado con óptimos resultados. Por desgracia en los Estados Unidos se empezo a observar un fenomeno negativo en las aguas, llamado eutrofisación, que consiste en el aumento de nutrientes a un ritmo excesivo, por lo que al descomponerse el detergentes que ingresa, disminuye el oxígeno disuelto, alterando la vida en las aguas. Lo mismo está sucediendo en Europa, por lo que su uso está siendo severamente restringido.
En el mercado se encuentran cuatro tipos de detergentes sintéticos: detergentes aniónicos, que contienen comúnmente como grupos solubles, sulfatos y sulfonatos de sodio; detergentes catiónicos, que son principalmente compuestos cuaternarios de amonio, detergentes no iónicos como los productos de condensación del óxido de etileno con materiales fenólicos o ácidos grasos y detergentes biológicos los cuales contienen enzimas para eliminar algunos tipos específicos de manchas de la ropa.
Los detergentes biológicos, que contienen enzimas, proporcionan mayores ventajas en el lavado de la ropa; se encuentran muy distribuidos en el mercado a precios accesibles.
Las enzimas en los detergentes adquirieron gran popularidad en Estados Unidos y Europa en la década de los sesenta debido a su facultad de eliminar manchas proteicas o carbohidratos, aun en el remojo. Los detergentes con esta formulación son capaces de eliminar manchas de sangre, huevo, frutas, etcétera.
Estos detergentes han producido problemas de salud en los obreros que trabajan en su elaboración ya que los detergentes producen polvo que, al ser aspirado, pasa a los pulmones. Esto se ha resuelto fabricando detergentes con gránulos mayores.
Por suerte, hasta ahora no han provocado problemas de salud en las amas de casa.
Los fabricantes de detergentes de Europa y Japón están poniendo enzimas en la mayor parte de sus productos.
Entre las sustancias que se agregan a los detergentes para mejorar sus características, se encuentran ciertas sustancias que protegen a las telas contra la fijación del polvo del suelo o el atmosférico. Estas sustancias, que mantienen a las telas limpias por más tiempo al evitar la reimplantación del polvo, son sin duda de gran utilidad, pues evitan trabajo y deterioro de la tela.
Una sustancia con esas propiedades es la carboxi-metilcelulosa, que es eficiente en algodón y otras telas celulósicas, pero falla con telas sintéticas.
Para estas últimas es útil el uso de 1 a 6% de ácido poliacrílico o de poliacrilatos.
Los ácidos carboxílicos secuestran la dureza del agua reaccionando con las sales metálicas presentes en esas aguas.
El tripolifosfato de sodio es un excelente secuestrante y por muchos años se ha usado con óptimos resultados. Por desgracia en los Estados Unidos se empezo a observar un fenomeno negativo en las aguas, llamado eutrofisación, que consiste en el aumento de nutrientes a un ritmo excesivo, por lo que al descomponerse el detergentes que ingresa, disminuye el oxígeno disuelto, alterando la vida en las aguas. Lo mismo está sucediendo en Europa, por lo que su uso está siendo severamente restringido.
En el mercado se encuentran cuatro tipos de detergentes sintéticos: detergentes aniónicos, que contienen comúnmente como grupos solubles, sulfatos y sulfonatos de sodio; detergentes catiónicos, que son principalmente compuestos cuaternarios de amonio, detergentes no iónicos como los productos de condensación del óxido de etileno con materiales fenólicos o ácidos grasos y detergentes biológicos los cuales contienen enzimas para eliminar algunos tipos específicos de manchas de la ropa.
Los detergentes biológicos, que contienen enzimas, proporcionan mayores ventajas en el lavado de la ropa; se encuentran muy distribuidos en el mercado a precios accesibles.
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